El Observatorio Manuel Foster de la Universidad Católica fue instalado en el cerro San Cristóbal en 1903 por el Observatorio Lick de la Universidad de California, en una época donde la mayoría de los instrumentos de gran tamaño estaban en el hemisferio norte.
La Instalación del Observatorio fue autorizado por el Presidente Germán Riesco, convirtiéndose en la primera edificación en ocupar la cumbre del cerro San Cristóbal. Aunque la idea original fue instalar el telescopio en el país sólo por tres años, los exitosos resultados científicos obtenidos lograron prolongar las observaciones por otros veinticinco años. En 1928 la Pontificia Universidad Católica de Chile lo recibió como una donación del destacado político y profesor de la misma casa de estudios, Manuel Foster Recabarren.
El principal objetivo del telescopio fue elaborar un catálogo de velocidades radiales de estrellas brillantes del hemisferio sur. Durante sus primeros años de operaciones, fue parte de los nueve telescopios más grandes del mundo por lo que sus hallazgos revistieron gran importancia histórica para el desarrollo no sólo de la astronomía nacional sino también mundial. Así, las observaciones realizadas desde el Observatorio Manuel Foster marcaron el inicio de la Astrofísica en Chile.
Los instrumentos científicos que conforman el observatorio fueron fabricados entre fines del siglo XIX y comienzos del XX. Su espejo primario tiene un diámetro de 93 cm y pesa 252 kg, mientras que el secundario mide 24,2 cm.
En la década del 30 y a principios de los 40, un pequeño grupo de profesores y ayudantes realizó observaciones de estrellas variables, bajo la dirección del Dr. Erich Heilmaier. El Observatorio dejó de ser utilizado por muchos años hasta que en 1980 se inició su restauración. En el proceso se hicieron mejoras tecnológicas que no afectaron su carácter histórico. El objetivo de los arreglos fue aumentar la eficiencia del telescopio y mitigar el efecto producido por las antenas de radio y televisión que lo rodearon, además del aumento en la luminosidad de la ciudad.
Desde 1982, el Observatorio Manuel Foster fue utilizado nuevamente para actividades de investigación, docencia y extensión. En 1986, se realizaron observaciones del cometa Halley para todo público y, un año después, de la supernova 1987a (la más cercana a la Tierra de los últimos tres siglos). El acelerado crecimiento de Santiago, así como el progresivo aumento del acceso a los grandes y modernos observatorios del Norte por parte de los astrónomos de la UC, disminuyeron la frecuencia de las observaciones en el Foster, el que dejó de operar nuevamente en 1995.
El telescopio ha sido intervenido de manera mínima en el transcurso de los años y se encuentra en la mismas condiciones de hace más de un siglo, lo que lo convierte en un instrumento histórico único en Sudamérica. En 2010, el Observatorio Histórico Manuel Foster fue declarado Monumento Nacional en la categoría de Monumento Histórico.